Muy poco conocida, aunque ello no le quite un ápice de interés, la iglesia nueva de San Jorgedata de comienzos del siglo XVIII (fue consagrada en 1707). Fue un encargo del dirigente Constantin Brâncoveanu, quien pretendía reconstruir un templo anterior, situado en ese mismo lugar y que contenía parte de las reliquias de San Nicolás de Mira, uno de los santos más venerados para la iglesia ortodoxa rumana. Quiso el destino que Brâncoveanu y sus cuatro hijos fueran decapitados pocos años más tarde por los otomanos y sus cuerpos arrojados al Bósforo. Poco después, los cadáveres lograron ser recuperados por encargo de su viuda y madre, siendo enterrado el de su esposo en este templo. Hoy día, una estatua de Constantin Brâncoveanu preside el edificio, que muestra un extraordinario diseño en estilo brâncovenesc. Los restos del gobernante fueron desenterrados en 2014, justo cuando se cumplían tres siglos desde su ejecución, y depositados en una urna que se expone en la iglesia. Como anécdota, en el jardín del templo puede verse una rosa de los vientos que marca el kilómetro 0 de las carreteras de Rumanía.
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Bucarest, Rumanía.