Las obras hidroeléctricas del río Bistrița durante los años 1950-1960 impusieron el desplazamiento forzado de 22 aldeas, entre las cuales Răpciune (Răpciuni), Cârnu y Rețeș fueron definitivamente perdidas. Más de 18,000 habitantes tuvieron que abandonar sus hogares que serían inundados por las aguas del embalse de Bicaz. En ese contexto, en 1958 el Museo del
