El río fluye entre dos formas de entender el espacio y el tiempo. A la izquierda, la Brīvdabas koncertzāle "Mītava", con su cubierta orgánica que imita un caracol marino, sus 60 metros de madera laminada curvada y su membrana italiana que abraza 700 asientos. Un proyecto único no solo en el contexto báltico, donde la cultura se vuelve arquitectura.
A la derecha, el LLU Sporta nams, el centro deportivo de la Universidad de Agricultura, con sus dos gimnasios, piscina y espacios para artes marciales. Líneas más sobrias, función más directa. El lugar donde los cuerpos se fortalecen mientras las mentes se forman.
Ambos llevan el nombre ancestral de Mītava: el lugar del encuentro, de la mezcla, del intercambio. Entre el arte y el deporte, entre la contemplación y el movimiento, el Driksa sigue su curso silencioso, siendo testigo de cómo una ciudad pequeña sueña en grande.
(Título y texto de Claude AI)
Foto hecha con el móvil.
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Jelgava, Letonia.