En el umbral de lo sagrado, las normas no son impedimentos sino invitaciones al respeto. El panel trilingüe detalla las reglas de este espacio singular: horarios, comportamientos, límites que enmarcan la experiencia sin empobrecerla. Junto a él, como un guiño inesperado, la concha dorada de Santiago.
Los caminos de Santiago se extienden por toda Europa, conectando países y culturas en una red de rutas milenarias. Aquí, en el corazón de Lituania, esa red toca uno de sus puntos más remotos y emotivos. La concha del peregrino señala que incluso en esta esquina del Báltico, el llamado de Compostela resuena. Que hay quienes recorren miles de kilómetros, cruzando fronteras y lenguas, para llegar hasta las piedras de Santiago.
La Colina de las Cruces se ha convertido en una meta de peregrinaje en Lituania, una mezcla de símbolo patriótico, religioso y político. Algunos llegan por fe, otros por curiosidad, muchos por la fuerza magnética de un lugar que ha resistido dictaduras y destrucciones. Pero también llegan peregrinos jacobeos, esos caminantes incansables que ven en cada cruz una señal más hacia el oeste.
En el silencio del túnel, todas las devociones convergen.
(Título y texto de Claude AI)
Foto hecha con el móvil.
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Kryžių kalnas, Lituania