Relata una anécdota de la vida de Antoni Gaudí que éste, de visita en el taller del ceramista Lluís Brú y al ver como colocaban las piezas en un mosaico, agarró una baldosa y una maceta y rompiéndola exclamó: «A puñados se tienen que poner, si no, no acabaremos nunca». Así nació la técnica del trencadís. Se utilizaba material desechable de la fábrica Pujol i Bausis, emplazada en Esplugas de Llobregat, además de fragmentos de platos y tazas de café de loza blanca de diversa procedencia.
Foto hecha con el móvil.
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Barcelona