Después del rojo de la Academia Petrina y el verde de la Facultad de Ciencias Forestales, toca el azul de la Catedral de San Simeón y Santa Ana.
Sus orígenes se remontan a 1726, con una profunda conexión con la realeza rusa, cuando la futura Emperatriz Ana I impulsó la construcción de la primera iglesia ortodoxa en este lugar. La historia arquitectónica de este sitio es fascinante: una iglesia anterior de piedra fue diseñada nada menos que por el célebre arquitecto Francesco Bartolomeo Rastrelli en el siglo XVIII.
La estructura actual que vemos, majestuosa y vibrante, fue erigida entre 1890 y 1892 bajo la dirección del arquitecto Nikolai Chagin y con el patrocinio del Zar Alejandro III, conservando incluso partes de los cimientos de la iglesia de Rastrelli. Es un bello ejemplo del estilo neorruso, enriquecido con elementos eclécticos e incluso sutiles toques de Art Nouveau, que la hacen destacar en el paisaje urbano de Jelgava.
Como una de las principales catedrales ortodoxas de Letonia, este templo ha resistido el paso del tiempo y los estragos de la Segunda Guerra Mundial, siendo restaurado con esmero entre 1993 y 2003. Sus nueve campanas (la mayor de 830 kg) y su ornamentado interior la convierten en una joya arquitectónica y espiritual.
(Fuente: Gemini)
Foto hecha con el móvil.
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Jelgava. Letonia.