Dos caminos hacia el mismo destino. Uno empedrado y ceremonial, hecho para la pausa y la reflexión. Otro de asfalto y urgencia, diseñado para llegar rápido. Los tres abedules observan desde su neutralidad milenaria, testigos silenciosos de que la meta puede ser la misma pero el viaje nunca lo es. ¿Importa realmente qué sendero eliges
