Dos caminos hacia el mismo destino. Uno empedrado y ceremonial, hecho para la pausa y la reflexión. Otro de asfalto y urgencia, diseñado para llegar rápido. Los tres abedules observan desde su neutralidad milenaria, testigos silenciosos de que la meta puede ser la misma pero el viaje nunca lo es.
¿Importa realmente qué sendero eliges cuando el horizonte te llama? Tal vez la pregunta no es cuál es más rápido o más cómodo, sino cuál te transforma más en el camino. El asfalto te lleva. Las piedras te enseñan a caminar.
Los campos nevados no juzgan. Simplemente esperan, infinitos y pacientes, a que cada peregrino descubra que el verdadero destino no está en la colina que se divisa a lo lejos, sino en la cadencia de pasos que elige para llegar hasta ella.
En Lituania, como en la vida, todos los caminos conducen a Roma. Pero no todos los caminantes llegan siendo la misma persona que partió.
(Texto de Claude AI)
Foto hecha con el móvil.
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Kryžių kalnas- Siauliai, Lituania