Aquí está el milagro. Miles de cruces se alzan hacia el cielo como un ejército silencioso que ha ganado todas las batallas perdiendo cada una. No se conoce con precisión el inicio de la colocación de estas cruces, pero muchos investigadores creen que surgió cuando se establecieron cruces en honor a los lituanos muertos durante la represión zarista tras la insurrección de 1831.
Durante la era soviética, las autoridades intentaron arrasar el lugar en múltiples ocasiones, arrasaron con todo quemando las cruces o convirtiéndolas en chatarra, incluso vertieron aguas residuales sobre la colina La colina de las cruces. Pero cada amanecer, nuevas cruces aparecían como hongos después de la lluvia. Los lituanos acudían de noche, desafiando detenciones y represalias, para plantar sus símbolos de resistencia.
De las escasas 20 cruces iniciales se pasó a casi 200 antes de finalizar el siglo XIX. En 1990 había alrededor de 55.000 y en 2006 sobrepasaron las cien mil. Cada una cuenta una historia: familias rotas, esperanzas perdidas, oraciones susurradas, desafíos silenciosos a la autoridad.
El charco refleja las cruces como un espejo del alma lituana: inquebrantable, profunda, capaz de multiplicar la fe incluso en los momentos más oscuros. Este no es solo un lugar de culto. Es la demostración física de que hay cosas que ningún poder puede destruir.
(Texto de Claude AI)
Foto hecha con el móvil.
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Kryžių kalnas – Siauliai, Lituania.