Explorando los alrededores de la misteriosa Mina del Comte Arnau, encuentro lo que parece ser la "Boca Avenc" o boca de la sima, una de las entradas superiores de este complejo subterráneo que ha fascinado a investigadores durante más de un siglo. La abertura se hunde entre las rocas calcáreas cubiertas de liquen, rodeada de hierba que crece húmeda en los bordes de este acceso a las profundidades de la Serra de Sant Amand.
Pero la montaña ofrece contrastes fascinantes: mientras arriba se abre este portal hacia lo desconocido, abajo, junto al sendero, la vida brota en forma de una hermosa Amanita caesarea. En Catalunya la conocemos como Reig o Ou de Reig, una seta preciada por su color anaranjado brillante y su excelente sabor, que aparece entre dos piñas como una pequeña joya otoñal.
La casualidad de encontrar esta seta justo aquí, en los dominios legendarios del Comte Arnau, parece casi un guiño de la naturaleza. Mientras que la sima nos habla de misterios ocultos y túneles subterráneos, la seta nos recuerda que la vida sigue su curso natural, indiferente a las leyendas humanas pero enriqueciendo con su presencia estos parajes donde se entrelazan historia y naturaleza.
Dos pequeños tesoros de la montaña: uno que se hunde hacia las profundidades guardando secretos, otro que emerge hacia la luz ofreciendo sus dones. Entre ambos, el eterno diálogo entre lo visible y lo oculto que define estos lugares mágicos del Ripollès.
(Texto de Claude AI)
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Sant Martí d’Ogassa, Girona.