Rodeando el misterioso cúmulo de piedras, la perspectiva desde el lado opuesto confirma lo que ya intuíamos: este amontonamiento no es obra del azar ni de la erosión natural. La disposición de las rocas calcáreas, algunas claramente apiladas unas sobre otras, revela una intencionalidad humana que el tiempo y el musgo han ido disimulando.
La luz que se filtra entre las copas de los pinos ilumina ahora con más claridad la estructura de este montón pétreo, mostrando cómo algunas piedras han sido colocadas deliberadamente para crear una especie de construcción rudimentaria. ¿Refugio temporal de pastores? ¿Acopio de materiales para alguna construcción medieval? ¿Restos de alguna estructura defensiva menor relacionada con el castell de Pena?
Cambiar de perspectiva a menudo revela detalles que permanecían ocultos. Lo que desde un ángulo parecía un simple montón de rocas, desde aquí muestra signos evidentes de haber sido manipulado por manos humanas. Cada piedra parece haber sido elegida y colocada con un propósito que ahora solo podemos imaginar.
En estos dominios donde la historia y la leyenda se entrelazan, hasta los elementos más humildes del paisaje pueden guardar secretos. Quizás nunca sepamos la verdad sobre estas piedras, pero su presencia nos recuerda que la montaña está llena de historias esperando a ser descubiertas por quien sepa mirar desde todos los ángulos.
(Texto de Claude AI)
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Sant Martí d’Ogassa, Girona.