Advertencias


En el silencio del Pla de Pena, mientras buscamos las trazas del antiguo sendero hacia la cima de Sant Amand y los vestigios del legendario Castell de Pena, nos topamos con esta constelación de avisos que nos devuelve bruscamente al presente. Los carteles de coto de caza se multiplican entre los árboles como centinelas de

A vista de pájaro


Desde las alturas del Pla de Pena, Ripoll se extiende a nuestros pies como un tapiz urbano encajado en el fondo del valle. La población se despliega principalmente en sus barrios más modernos y periféricos, que desde esta distancia forman un mosaico de tejados rojizos y ocres repartidos entre el verde de los huertos y

Pintant el camí que et porta a casa


Desde el mirador natural del Pla de Pena, la vista se extiende hacia Ripoll y las onduladas montañas del Ripollès como un mapa desplegado de verdes infinitos. Pero hoy la mirada se detiene en este pequeño bote de pintura que descansa sobre la roca, silencioso testimonio de una labor que trasciende el simple acto de

Coral de montaña


Entre las acículas doradas que alfombran el Pla de Pena, este hongo coral emerge como una escultura natural tallada por la paciencia del tiempo. Sus ramas se extienden en todas direcciones, creando una arquitectura orgánica que desafía la geometría, recordándonos que la naturaleza es la primera artista. Ramaria, le dicen los micólogos a este género

El Pla de Pena


Después del esfuerzo sostenido entre rocas y senderos escalonados, el Pla de Pena se abre como una recompensa inesperada en la Serra de Sant Amand. La verticalidad del bosque da paso a esta planicie serena donde los pinos centenarios se dispersan con generosidad, creando un espacio para respirar hondo y contemplar la amplitud ganada con

Escalonado


Tras la prueba de roca y músculo, donde las manos se vuelven tan necesarias como los pies, el Bosc de Sant Eloi nos recibe con este sendero escalonado que respira entre pinos. El camino hacia Sant Amand nos regala ahora un respiro calculado: una progresión más amable pero igualmente vigilante, donde cada escalón natural parece

Montaña arriba


Subiendo al Sant Amand por el Bosc de Sant Eloi. Aún queda. — Ribes de Freser, Girona.



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