Las reglas del silencio


En el umbral de lo sagrado, las normas no son impedimentos sino invitaciones al respeto. El panel trilingüe detalla las reglas de este espacio singular: horarios, comportamientos, límites que enmarcan la experiencia sin empobrecerla. Junto a él, como un guiño inesperado, la concha dorada de Santiago. Los caminos de Santiago se extienden por toda Europa,

Sendero tallado


El sendero se adentra de nuevo en la espesura del bosque siguiendo las marcas rojas que aparecen tímidamente entre los troncos. El camino se ha convertido en un canal natural tallado por miles de pisadas a lo largo de los años, una cicatriz serpenteante en el suelo del bosque que guía nuestros pasos entre pinos

Hacia la Colina de las Cruces


Hay lugares que anticipan su propia singularidad. Desde el parking, bajo el cielo gris lituano, ya se intuye que al atravesar este túnel de piedra revestido de madera algo cambiará en la perspectiva del mundo. Los paneles informativos flanquean la entrada como guardianes discretos, pero su mensaje es claro: estás a punto de entrar en

Camino compartido


Entre las rocas calcáreas y la pinaza dorada que alfombra el sendero, reaparece inesperadamente la marca amarilla del Camí de Vidabona, que no habíamos visto desde el Pla de Pena. De repente, nuestro sendero marcado en rojo converge con esta antigua ruta que conecta valles y montañas siguiendo trazados que han permanecido inalterables durante siglos.

Uz redzēšanos, Jelgava


Desde la isla del palacio, Jelgava se despliega como un mapa de recuerdos. El Driksas bāka monta guardia en su promontorio nevado, último centinela antes de que las aguas se encuentren con el Lielupe. El Mītavas tilts extiende sus 152 metros de ingeniería moderna, conectando mundos mientras sus cables cortan el cielo como líneas de

Un poco más arriba


El sendero se desdibuja entre el caos pétreo, pero una discreta marca roja en la roca nos confirma que vamos por buen camino. ‘Un poco más arriba’, parece decirnos esa señal pintada, como si fuera la voz de algún montañero experimentado que nos anima a continuar cuando las piernas empiezan a pesar y el terreno

Mīlestības koks


Miles de promesas cuelgan en silencio bajo el cielo gris de Jelgava. La tradición de los candados del amor se remonta al menos cien años, a una historia melancólica serbia de la Primera Guerra Mundial, pero aquí en Pasta Sala ha encontrado su propia forma: árboles metálicos que crecen con cada juramento. Los enamorados graban

Rayos


Siguiendo las marcas rojas por los dominios del antiguo Castell de Pena, el sendero se vuelve más agreste y pedregoso. Entre las rocas calcárias que emergen del suelo como huesos de la montaña, un viejo pino negro muestra las cicatrices de algún rayo que lo visitó en una noche de tormenta. El tronco partido, con

Navegación suspendida


El invierno transforma todo en Jelgava. Lo que en verano es movimiento ahora es contemplación silenciosa. El Driksa, ese brazo del Lielupe de 5,2 kilómetros que abraza las islas Pasta y Pils, se ha convertido en un espejo opaco donde el hielo y el agua negocian sus territorios. El Driksas Baka vigila desde su base

Por la senda roja


Tras dejar atrás los carteles y advertencias del Pla de Pena, el bosque nos acoge en su silencio otoñal siguiendo las discretas marcas rojas que aparecen pintadas en los troncos. Este sendero serpenteante, apenas una cicatriz en la hierba alta, se convierte en nuestro único hilo conductor hacia el Puig de Sant Amand. Los hayas



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